13 enero 2013

EL hombre, el caballo y el perro







Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. 
Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados.

Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales.

La carretera era muy larga y colina arriba el sol era muy intenso; ellos estaban sudados y sedientos.En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.

El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:

-Buenos días.
-Buenos días - Respondió el guardián
-¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
-Esto es el cielo.

Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!

Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. 
Y el guardián señaló la fuente.
Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…

Lo siento mucho – Dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. 
Dio las gracias al guardián y siguió adelante.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles…

A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.

-Buenos días – dijo el caminante.
-El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
-Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.
-Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar.

-Podéis beber toda el agua como queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre;
-Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.

-A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
-CIELO.
-¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!

-Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.

-Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡ Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante.

-De ninguna manera! – increpó el hombre
En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…


Paulo Coelho.




Jamás abandones a tus verdaderos Amigos aunque eso te produzca inconvenientes personales.
Si ellos han estado dándote su amor y compañía has contraído una deuda:
 No abandonarlos nunca.

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